Esto es casi como una confesión. Como cuando de niño iba a la iglesia a contarle al cura los pecados que había cometido con cierto nerviosismo por cómo se tomaría mis fechorías. Y, en cierto modo, me siento así porque esto parece casi una confesión. Y es que, con lo polarizada que está la sociedad de hoy en día, solo hace falta que alguien te lea u oiga decir que eres vegano para, automáticamente, rechazarte, cancelarte, hacerte la batalla o, simplemente, dejar de tomarte en serio. Pero bueno, creo que ha llegado el momento de alinear este proyecto con mi propia vida al máximo y, por ello, no puedo dejar de hablar de este aspecto de mi vida tan importante, ya sea que la gente se lo tome bien o mal. Efectivamente, soy vegano desde hace 15 años. ¡Cómo pasa el tiempo! Pues hoy voy a contarte mi experiencia en este largo viaje que cambió mi vida por completo. Es posible que te preguntes cómo empezó todo esto y cómo me ha ido. Perfecto, coge las palomitas porque voy a contarte mi historia.
¿Por qué empecé a seguir una alimentación vegana?
Qué vueltas da la vida. Era el año 2004 y andaba yo caminando por la calle Tallers de Barcelona, junto a la Rambla, y me dieron un folleto unas personas que andaban repartiéndolos. Era sobre veganismo. Yo, la verdad, no había oído hablar sobre eso en mi vida, pero se me encendió una chispa. Siempre había sentido cierta compasión y respeto por los animales, así que saber que había «gente que no comía animales» era algo que sonaba bien. Pocos meses después, un amigo chileno que tocaba conmigo en una banda de rock me invitó a comer hamburguesas de lentejas caseras. No fue una experiencia culinaria excelsa, pero también encendió en mí una chispa que volvería a arder años después.
Primer intento de hacerme vegano fallido
Era el año 2008 cuando, después de unos años interesado en el desarrollo personal, me metí de lleno en el tema de la alimentación. Estudié bastante, pero en aquella época no había tantísima información como ahora. Debo decir que fue muy difícil encontrar información adecuada y fiable, así que me lancé a por mi primer intento de seguir una dieta vegana 100 % con algunas ideas equivocadas. ¿El resultado? Acabé comprando desesperado dos kebabs de carne que devoré como si me fuera la vida en ello. Una pena, pero sí puedo decir que aprendí muchas cosas de esa primera experiencia (por ejemplo: que había que suplementarse con vitamina B12).
Así me hice vegano: a la segunda va la vencida
Ya en el 2009 y a principios del 2010, mi dieta era completamente vegana. Pude llenar los vacíos de información que me faltaban y, como consecuencia, logré comenzar a llevar una dieta basada en plantas por completo sin ningún problema. Como consecuencia, tenía análisis de sangre perfectos y no noté ninguna carencia de ningún tipo.
Los paréntesis en mi dieta vegana: los viajes a destinos desconocidos
A finales del 2010, me embarqué en un viaje que cambió mi vida y que aún perdura en cada fibra de mi cuerpo: me recorrí Sudamérica en poco más de un mes, parando en la mayoría de destinos un máximo de 3 días y viviendo la experiencia del cambio continuo. Pues bien, como no sabía qué comida me iba a encontrar en el viaje, decidí ser flexible con mi dieta durante ese mes, incorporando la carne durante unas semanas (sí, la carne con chimichurri argentina era deliciosa).
Y lo mismo me pasó al año siguiente, cuando me recorrí china en tren durante 40 días. Como digo, la información que había en internet no era la que hay ahora y todo lo tenía que sacar de foros. Difícil era prever lo que me encontraría, así que también decidí comer carne en mi viaje a China, aunque en este caso comí muy poca cuando supe que existía el tofu picante o mapo doufu (¡qué delicia!). Lo comí a todas horas.
Y ahí se acabó, no comí carne nunca más
Suena un poco fuerte, pero así ha sido desde entonces: nunca más he vuelto a comer carne. Aún recuerdo como sabe, pero la verdad es que ni siquiera la he echado de menos.
«Confiesa: ¿extrañas algo por seguir una dieta vegana?»
Pues a decir verdad, yo era bastante «quesero», especialmente me gustaba el queso roquefort, pero después de mucho tiempo no extraño para nada el queso ni los huevos. ¿Mi debilidad? Algunas cosas del mar. Sí, reconozco que extraño los mariscos y algunos pescados, como el salmón, el atún o la trucha. Pero sinceramente, es algo que me pasa por la cabeza 1 vez al año o algo así, pero pronto desaparece.
¿Volvería a comer animales?
Pues no lo sé porque la vida da muchas vueltas, pero lo que sí puedo asegurar al 100 % es que nunca más volveré a comer carne.
¿Podría comer huevos de gallinas en libertad?
Podría, pero no creo que lo haga porque no lo necesito ni lo extraño.
¿Y los lácteos? ¿Comería queso o bebería leche?
No. Sinceramente, me gustan más algunos sucedáneos de la leche en versión vegetal que la propia leche animal. Además, la leche animal sirve para amamantar a crías y fuera de eso no tiene cabida real en los humanos. Por su parte, el queso hecho de ingredientes de origen vegetal está más que logrado, así que si en algún momento extrañase el queso, comería queso vegano.
¿Y el pescado o los mariscos?
Pues era mi debilidad, pero la realidad es que tampoco los extraño tanto porque sigo una dieta vegana equilibrada. No obstante, y como quiero ser completamente transparente en este tema, si tuviera que «ponerle los cuernos» a la dieta vegana algún día, sin duda lo haría con los mariscos, pero no creo que eso pase después de 15 años.
Ahora que ya sabes que soy vegano quizá te preguntes qué como cada día
Pues la gente que no es vegana suele volverse loca haciendo preguntas e imaginándose extraños y desvalidos platos de escasa comida sin sabor, pero nada más lejos de la realidad: ser vegano es muy fácil.
¿Qué incluye mi dieta?
Mi dieta incluye cereales integrales, legumbres, semillas, frutos secos, frutas y verduras. Es esto, esencialmente. Luego, puedes coger estos ingredientes y preparar productos más elaborados, como el tofu, el tempeh, el aceite de lino, etc, pero es muy importante que los cereales sean integrales. Es decir, que una masa de pizza no me vale. ¿Por qué? Porque la masa está hecha de harina refinada, que es nociva para la salud. ¿Quiere decir esto que nunca como pizza? Pues no, evidentemente, pero esto se limita más a comida fuera de casa, sobre todo en días especiales, que a la que yo mismo me pueda hacer en casa, donde hago pizza con harina integral. Lo mismo pasa con el arroz, etc.
¿He notado cambios en la salud?
No estoy aquí para contarte cuentos, pero la verdad es que me he sentido bien con este cambio alimenticio. No puedo decir mucho más. No te voy a decir cosas como que, de repente, me sentía con más energía y saludable. Tampoco te puedo decir que me haya sentido peor en ningún momento. Lo que sí tengo claro es que mi conciencia está muy tranquila sabiendo que para que yo coma no tiene que sufrir nadie.
Otra cosa que puedo decir es que he hecho muchísimo deporte desde que soy vegano. Antes también lo hacía, pero es verdad que ahora, incluso con mucha más edad, hago más kilómetros en bicicleta o corro más que cuando comía animales. ¿Casualidad? ¿Mejores hábitos? Puede ser.
Lo peor de ser vegano: ¿se pierden amistades?
Si te soy sincero, no veo muchos motivos por los cuales uno debería dejar de juntarse con sus amigos de toda la vida por el hecho de cambiar de dieta. Sí que es cierto que a ciertas reuniones he dejado de ir, pero eso no quiere decir que no busque otras ocasiones para ver a mis amigos. Por ejemplo: una cena de navidad en la que el menú es puramente basado en animales. Pues se vuelve complicado coincidir ese día. En cambio, nada te impide salir muchísimos otros días con esas personas. Si de verdad son tus amigos, lo seguirán siendo (a menos que te encierres en tu burbuja).
¿Se vuelve uno un friki?
Por otra parte, también es verdad que gracias a este cambio de dieta es posible acercarte a nuevos grupos de personas que compartan tu forma de alimentarte, aunque no es para nada obligatorio. Es cierto también que sueles buscar restaurantes o alimentos específicos, pero eso no te convierte en alguien raro, para nada. Soy vegano, solo eso, no soy un puto friki.
Mensaje a los que dicen que ser vegano es malo para la salud
En los últimos años se ha puesto de moda desprestigiar este tipo de alimentación de todas las maneras posibles: que si te faltan nutrientes, que si no es natural, etc. La realidad dice lo contrario, y no solo yo soy la prueba viviente (15 años creo que son unos cuantos), sino que hay veganos por todo el mundo que llevan más tiempo con esta dieta incluso que yo. Tampoco podemos obviar los deportistas famosos de élite (y otros que no son famosos) que siguen esta dieta desde hace muchos años. Por todo ello, sinceramente, no es verdad que una dieta basada en plantas no sea saludable, sino más bien lo contrario. Eso sí, no me digas que hay por ahí un vegano que se murió y que solo se alimentaba de zumo de naranja porque entonces me voy a reír de ti te voy a decir que esa persona no era vegana, sino idiota. Como en toda dieta, hay que comer bien.
Mis 15 años de seguir una dieta vegana y una vida más consciente
Si hay algo que he aprendido en estos 15 años es que el veganismo no es solo una dieta, sino un estilo de vida que va más allá de lo que comes. Es una elección que impacta a tu conciencia, a tu salud, al medio ambiente y al bienestar de los animales. Personalmente, me siento muy satisfecho de haber empezado a recorrer este camino hace tantos años y ya no puedo imaginarme la vida de otra manera.
Si estás considerando hacer el cambio, te animo a que lo intentes. Pero no hagas tonterías, como ciertos famosos (la Miley Cyrus esa, por ejemplo) que un día dicen: «Soy vegano» y luego comen fatal, sino que hazlo bien, con conocimiento y compromiso. No será fácil al principio porque te faltarán muchos conocimientos esenciales, pero merece la pena el esfuerzo. Como ves, este gran cambio en mi vida ha supuesto toda una aventura, un viaje, un reto. Yo diría que ha sido todo un éxito. Ojalá que mi historia te haya inspirado a seguir adelante con tus objetivos en la vida. Como decía el título de aquella película de los ochenta: «Retroceder nunca, rendirse jamás».