Hace años, cuando hice mi primer viaje a Lhasa, la capital del Tíbet, viví una de las experiencias más inolvidables de mi vida. Sin duda, viajar a Lhasa es adentrarte en una dimensión superior. Es el viaje diferente. Y digo esto no solo por el plano espiritual. Adentrarte en el Tíbet es poner un pie en una tierra inhóspita desde el punto de vista de la naturaleza. Difícilmente puede la agricultura proveer a sus habitantes con semejante clima. Por otra parte, no se puede entender el Tíbet sin su inseparable cuestión política. Y, por su puesto, es punto de partida de muchas expediciones al monte Everest. Pero si algo distingue al Tíbet, es el budismo.
Antes de empezar, recuerda que tienes mucha más información sobre viajar a China en mis otros artículos.
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Tren a Lhasa, viendo la vida brotar entre los Himalayas
Ya desde el tren, a cientos de kilómetros de la capital del Tíbet, se divisa la inhóspita tundra. Extensas e interminables llanuras con ríos de escarcha se suceden una tras otra dejando a su paso su huella en nuestra retina. Sin embargo, no están solas. En el horizonte, imponentes, omnipresentes macizos montañosos se exhiben con toda su majestuosidad: los Himalayas coronando el mundo, un espectáculo sobrecogedor.
Sin embargo, no todo es páramo y montañas. Entre toda esa magnificencia, en medio del paisaje tibetano, se dejan ver los primeros moradores ante nuestros ojos. Son los yaks, una especie de mamíferos bóvidos de gran pelaje, los que tienen la osadía de haberse adaptado a la dura vida esteparia entre los 4000 y los 6000 metros de altitud sobre el nivel del mar.
El viaje del peregrino budista
Y a medida que el tren avanza y la ciudad de Lhasa se va aproximando, los devotos budistas peregrinos van apareciendo como las primeras gotas de una tenue lluvia. Poco a poco, se muestran ante los ojos del sorprendido viajero, el cual aún se frota los ojos, como quien no alcanza a creer aquello que ve: gesticulan, se postran y dan unos pasitos. Vuelven a gesticular, se postran y vuelven a dar unos pasos… Casi no avanzan y, cuando se postran, lo hacen con todo el cuerpo, tumbados y con los miembros estirados.
Y si aún desde el tren queda lejos la ciudad de Lhasa, no es sencillo calcular cuánto tiempo real necesitarán esos peregrinos para llegar a su destino. Es algo que desafía los límites humanos, y más en semejantes condiciones climáticas.
Pero al margen de esto, el viaje en tren es toda una larga aventura. Al menos, si lo haces como yo lo hice, desde Beijing, son 44 horas. Toda una vida.
Qué hacer en el Tíbet. Tours y visitas con guía en español
Una vez que llegas a la capital del Tíbet, ya sea por avión o en tren, puedes hacer muchas actividades. Lo que está claro es que vas a necesitar un guía, ya que el gobierno chino te obliga a ello. Así, puedes contratar uno por anticipado, por internet, o bien, directamente, algún tour con guía incluido.
Debes tener en cuenta que no suelen hablar español, aunque, por suerte, sí que dominan el inglés. No me digas más, no hablas inglés, o no lo suficiente para poder disfrutar de todo un tour de varios días en inglés. Bueno, por suerte, aún puedes encontrar visitas en español. Tienes varias opciones:
Visita guiada por Lhasa
Con este tour vas a poder contar con un guía español, aunque, probablemente, te hagan pagar un suplemento por la dificultad de encontrarlos. Por otra parte, respecto al permiso de entrada al Tíbet, si les proporcionas el visado a China y el pasaporte, te lo envían en 8 días. Por lo tanto, procura gestionar todo con la suficiente antelación.
No te pierdas el Palacio de Potala, el templo de Jokhang, el Barkhor, donde los peregrinos terminan su travesía y caminan en sentido de las agujas del reloj, simbolizando la rueda budista.
Circuito privado por Tíbet con guía en español
Si, por el contrario, no te quieres conformar con Lhasa, puedes contratar una visita de varios días (de 4 hasta 8 días), por el Tíbet. Podrás visitar lugares increíbles, donde se suceden templos, lagunas y el campamento base del mítico monte Everest, el más alto del mundo.
Excursión de 2 días a los Lagos Yamdrok y Namtso
Por otra parte, quizá ya conozcas otros lugares más clásicos de Lhasa y el Tíbet y prefieras conocer la belleza de la otra cara del Tíbet. Tal vez, en este caso, te complazca contratar la salida a los lagos Yamdrok y Namtso. Lagunas sagradas, pasos montañosos, paisajes de belleza insuperable y cuevas míticas te esperan en este original viaje a los confines del Tíbet.
Otros tours por el Tibet con guías en inglés
Obviamente, si no tienes problemas con el idioma de Shakespeare y Wilde quizá te interesen otros tours que no ofrecen guía en español, sino en inglés. Algunos de ellos son los siguientes:
Circuito de 7 días desde Lhasa hasta la frontera con Nepal
Casi se me olvida. Este es otro tour interesante, ya que te lleva hasta la frontera con Nepal.
¿Dónde dormir en Lhasa si vas por libre?
Si lo tuyo es ir por libre, lo ideal es que vayas mirando alojamiento en Lhasa. Y quiero hacerte una advertencia – consejo: búscate un buen hotel. ¿Por qué te digo esto? Porque yo tuve una mala experiencia. Resulta que Lhasa está en medio de los Himalayas, ¿no? Hace frío, está claro. Sin embargo, las paredes del hostel en el que yo me alojé no eran muy aislantes. Vamos, que casi me muero de frío. Y, para serte sincero, no me acuerdo del nombre del hostel (para desaconsejarlo). En cualquier caso, aquí te dejo un mapa con unos cuantos hoteles:
Booking.comAhora bien, ¿dónde dormir? Yo te aconsejo la zona cercana al templo de Jokhang y su calle circular. Es una zona donde hay bastante movimiento, peregrinos, tiendas, puestos al aire libre, y restaurantes. Vamos, todo lo que necesita el turista.
¿Cómo obtener el permiso de entrada al Tíbet por libre?
Como ya sabes, el Tíbet pertenece a China. Obviamente, no hay que olvidar que esta última invadió al primero en la década de los años 50, con lo que no deja de ser una zona con cierto grado de conflicto, con militares chinos en las calles (aunque no hay ningún peligro). Por ello, el gobierno chino se reserva el derecho de otorgar permisos de entrada restringida y controlada a los visitantes al Tíbet.
- En primer lugar, tienes que tener un guía, como he dicho en líneas anteriores.
- En segundo lugar, el permiso es obligatorio.
Ahora bien, ¿cómo conseguir el permiso de entrada al Tíbet? Pues yo lo conseguí directamente en China. En Beijing, concretamente. Me acerqué a varias agencias de viajes a pie de calle y logré el tan ansiado permiso. Eso sí, no fue fácil. Primero me enfrenté a varias negativas hasta que una agencia me lo hizo. De todas formas, tengo que decir que esta táctica es un poco arriesgada, ya que si quieres visitar el Tíbet y no tienes mucho tiempo, quizá a última hora no sea el mejor momento. Contratar un tour de antemano con una agencia quizá sea la forma más segura.
¿Y si vienes desde Nepal?
Si vienes desde Nepal debes contratar alguna agencia que se encargue de todo. Eso sí, necesitas también el visado chino.
Y, ¿cómo conseguir el visado chino?
Casi se me olvida esto. Y es que para obtener el permiso de entrada al Tíbet, es imprescindible contar con un visado para visitar China. Vamos a resolverlo:
- Si estás en tu país de origen: contacta con la embajada o consulado de China en tu país y tramítalo con ellos. Si lo haces así, te aconsejo que lo hagas con al menos 2 meses de antelación. Aquí te dejo la web de la embajada China en España, para que puedas contactar. Eso sí, antes de hacerlo, necesitarás lo siguiente:
- Los vuelos de ida y vuelta de vuestro viaje ya comprados.
- Reserva de los hoteles de vuestro viaje o alguno de ellos.
- Un itinerario aproximado.
- Pasaporte en regla.
- Si estás en Nepal: En Katmandú te lo tramita la agencia que contrates, al igual que el permiso especial de entrada al Tíbet.
- A tu llegada a Hong Kong: esto es lo que hice yo (extremadamente arriesgado, ¿no?) al llegar al aeropuerto de Hong Kong. Como ves, mi viaje fue muy mochilero.
¿Cuándo viajar al Tíbet?
La mejor época del año para viajar a Lhasa y al Tíbet, en general, es desde abril a octubre, cuando la nieve ya no dificulta las carreteras y se pueden visitar más cosas y con mejor clima. Sin embargo, hay gente que afirma que los mejores momentos son entre abril y mayo, por una parte, y septiembre y octubre, por otra. Y es que, en verano puede haber demasiados turistas. Fuera de esas fechas puede ser algo frío, aunque yo fui en Noviembre y sí, hacía algo de frío, pero no fue problemático. Eso sí, en mi opinión, el mejor mes es septiembre (buen equilibrio entre turistas y temperaturas).
En invierno, por su parte, las majestuosas nieves hacen acto de presencia y la estampa es espectacular. Así que, si el frío no es un problema para ti, el invierno también te puede interesar. No obstante, recomiendo consultar a la embajada y a tu agencia de viajes, ya que el gobierno chino restringe muchas veces al acceso al Tibet en ciertas épocas del año.
¿A qué altitud se encuentra Lhasa?
Lhasa se encuentra cerca del techo del mundo, el monte Everest, el cual se encuentra a unos 8848 metros sobre el nivel del mar. Lhasa no llega a tanto, obviamente: 3650 msnm. En líneas generales, es una altitud parecida (y un poco superior) a la de las ciudades de Cuzco, en Perú, o La Paz, en Bolivia. Esta altitud, para lo nativos, no supone gran cosa. Sin embargo, al viajero le puede hacer pasar malos ratos.
Es muy recomendable hacer una adaptación a la altitud progresiva para personas no habituadas y, adicionalmente, no comer comidas pesadas ni beber alcohol.
Conoce el budismo de Lhasa y su historia
Como bien sabes, el Tíbet es uno de los destinos espirituales más conocidos. Sin embargo, poca gente sabe que algunos de los monumentos que visitará ya no están activos tras la invasión china. Ahora son una muestra para turistas. Sin embargo, puedes visitar muchos templos donde se congregan los budistas locales y de todo el mundo. Algunos lugares que no te puedes perder son:
El templo de Jokhang
El más famoso de los monasterios de Lhasa y el lugar donde llegan todos los peregrinos. Verás a la gente postrarse frente a él. La verdad es que es imposible no quedarse impresionado con esa visión. Es Patrimonio de la Humanidad.
El Barkhor
Esta calle es mágica. Verás a la gente caminar en el sentido de las agujas del reloj, emulando la rueda budista. También verás múltiples tiendecitas callejeras y puestos de artesanías al aire libre. Imprescindible.
El Palacio de Potala
Sencillamente, espectacular. Era el lugar donde vivía el Dalai Lama y donde se gestionaba el gobierno del Tíbet. Verás la arquitectura característica del lugar llevada a su extremo. En el interior, el arte budista es, sin duda, espectacular. También es Patrimonio de la Humanidad.
El Palacio del Norbulingka
Se trata del palacio de verano del Dalai Lama. Obviamente, él ya no está, sino que se encuentra exiliado en la India. Cuentan que, cuando cayó una bomba en el palacio del Norbulingka, se tomó la decisión definitiva de que el Dalai Lama abandonara su tierra nata, el Tíbet, para siempre. Otro Patrimonio de la Humanidad para la colección.
Para terminar, quisiera decir que los tibetanos son gente sencilla, a veces tierna y, sin duda, merecen el mejor de los tratos por parte del turista. Un abrazo al pueblo tibetano.